06 abril 2010

CAT DICE:

LLUVIA DE IDEAS
Todos, o casi todos, algunas vez hemos escuchado el término Lluvia de Ideas y a grandes rasgos sabemos que se trata de una “charla” donde los participantes responden las preguntas ¿Qué harías si . . .?, ¿Cómo solucionarías . . .? y ¿Qué propones para . . .?, entre muchas otras.
Aunque hemos comprobado sus resultados positivos, casi siempre se lleva a cabo de manera informal, tomando sólo algunos apuntes. Sin embargo, se trata de toda una técnica corporativa que permite a las empresas detectar posibles áreas de oportunidad.
Según el Webster’s International Dictionary es “una conferencia en la que un grupo de personas busca la solución a un problema específico, juntando todas las ideas aportadas en forma espontánea por sus integrantes”.
Fue aplicada por primera vez en 1938 por Alex Osborn
Su incursión en el ámbito laboral está justificada debido a que la mayoría de los problemas no pueden resolverse automáticamente; siempre es necesario considerar un sinfín de posibles soluciones, ir descartando y poco a poco llegar a la más adecuada.
Entre sus principales beneficios destaca la calidad de las decisiones tomadas en grupo, compromiso de los participantes para con la empresa así como sentimiento de responsabilidad y pertenencia. Todas éstos repercuten positivamente en la productividad de la compañía y en la relación empleados-superiores.
Todas las voces cuentan
Debido a que cada situación es diferente, las firmas realizan su propia versión de la también llamada Brainstorming (término original en inglés); bajo esta premisa, podemos decir que las etapas más comunes del proceso son:
1. Equipo. Se obtendrán mejores resultados si el grupo de gente es grande y con variadas personalidades; también vale la pena la intervención de personas de otras áreas quienes están alejadas del asunto y podrán ser más objetivas.
Los especialistas recomiendan no excluir de la “tormenta” a ningún miembro, sin importar el cargo que ocupe dentro de la compañía.
2. Planteamiento. Es necesario contar con un líder o moderador quien se encargará de llevar la dinámica, recabar las ideas expresadas (sobre un pizarrón visible) Debe establecer con precisión el asunto a tratar, explicando los objetivos y definiendo las reglas a seguir con la seguridad que todos comprendan perfectamente.
3. Acción. Los empleados transmiten al grupo y al moderador sus ideas. Si este es el caso, cada miembro tiene la oportunidad de reflexionar un poco más acerca del tópico.
4. Análisis y conclusión. Una vez recabadas las propuestas, después de discutirlas y por consenso, deben escogerse las cinco más representativas que resuelvan de la mejor manera la problemática. De entre éstas, se aplicaría la más viable.
Funciona establecer criterios como “es económicamente posible”, “debe ser rentable”, “es legal”, “está a nuestro alcance en términos de personal”, etcétera.

Estrategia. Uno de los aspectos más relevantes para asegurar el éxito es respetar la opinión de todos los participantes, por más radical  que parezca; de lo contrario, se creará un clima de incomodidad, y  reserva.