29 mayo 2010

Verdades que duelen......

Un Mito  y una enorme manipulación?


Según la iglesia católica la aparición de la virgen de Guadalupe fue el 12 de diciembre de 1531. El acto fue en presencia del  Sr. obispo Zumárraga.  Esta historia tiene varias lagunas. Primero, El obispo Zumárraga no era obispo todavía. Fue consagrado hasta 1534. Segundo, hasta su muerte en 1548, Zumárraga nunca mencionó nada relacionado a este tema. Finalmente en un catecismo que escribió el año anterior a su muerte, claramente señaló: “El Redentor de este mundo no quiere más milagros, porque no son más necesarios”. El silencio de este obispo —más, su hostilidad hacia los milagros de última hora— es elocuente. Nadie escribiría algo sobre las supuestas apariciones en más de cien años.
Diferentes historiadores de la época como  Bernal Díaz del Castillo en ninguno de sus relatos hablan de la aparición; porqué un hecho tan trascendente ocurrido en 1534 ningún historiador de la época lo menciona? … otro dato… el siglo diecinueve, el obispo de la ciudad de México, Labastida, promovió una investigación, encabezada por el historiador Joaquín García Icazbalceta, devoto católico. Icazbalceta le escribió un reporte confidencial al obispo, en el que refutaba el milagro: ver  
http://www.proyectoguadalupe.com/PDF/carta_icazbalceta.pdf

Un punto más, para los que incluyen a la ciencia en datos manejados con mentiras y manipulaciones de parte de la iglesia:
El análisis infrarrojo
El estudio recomendado en el prólogo por el abad (ahora ex abad) de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, “La tilma de Juan Diego”, ¿técnica o milagro?, de Phillip Serna y Jody Smith, es un análisis de la imagen a la luz infrarroja, que permite determinar los materiales empleados y observar partes ocultas. Los resultados son desalentadores: los rayos son de oro y se están cayendo, la orla del manto también es de oro y la guía de pintura negra puesta para colocar el oro está descubierta en algunos lugares porque "el artista falló", dicen los autores. Las manos están repintadas para hacerlas más cortas e indígenas. El moño negro y el pelo del ángel son óxido de hierro muy deteriorado, "juzgo que el oro y el borde- negro del manto azul, así como los estrellas doradas, fueron añadidos por manos humanas hacia fines del siglo XVI o principios del XVII. Tales decoraciones son típicas del estilo gótico español...", dice uno de los autores del libro recomendado por la Basílica.
Un dato mas:  la pintura fue hecha por el pintor indígena Marcos Cipac de Aquino, hay diferentes historiadores que así lo avalan, incluyendo a fray francisco de Bustamante....- El 8 de septiembre de 1556, ante la Real Audiencia y el virrey, fray Francisco de Bustamante, provincial de la orden franciscana, enrojecido de cólera pronunció un vehemente sermón contra el arzobispo de México, pues "la devoción de esta ciudad ha tomado en una ermita como casa de Nuestra Señora que han intitulado de Guadalupe, es un gran perjuicio de los naturales porque les da a entender que hace milagros aquella imagen que pintó el indio Marcos…”. Vivía por entonces todavía  Marcos Cipac de Aquino, quien no negó la autoría de la imagen
Fuente(s):
Bernal Diaz del castillo, Juan de Zumarraga,Joaquin García Icazbalceta,Mario Mendez Acosta. Luis Gonzalez de Alba,Guillermo Schulenburg

Una imagen y fe importadas desde España
La imagen de la Señora de Guadalupe en España,  que fue donada por el Papa Gregorio el Grande al Obispo Leander de Sevilla, se perdió por 600 años, para luego ser rescatada, no por personas de alto rango eclesiástico, sino por un humilde pastor que actuó bajo la “influencia celestial”
La imagen española de la "Guadalupe" es una antigua talla de madera revestida por mantos de brocado que le confieren una forma triangular muy del gusto de la época. Su apariencia es muy diferente al lienzo del Tepeyac, no sólo por sus rasgos ibérico-bizantinos, sino además porque lleva al Niño Jesús en su brazo izquierdo; un cetro real en su mano derecha y una corona de oro sobre su cabeza. La “Guadalupe de Cáceres”, cuyo origen coloca la leyenda hacia el siglo VI, fue hallada en la ribera del Río Guadalupe (río escondido, en árabe) en la Sierra de Villuercas, allá por el 1326 después de la expulsión de los moros de aquella zona.

En México
Sor Juana Inés de la Cruz, quien falleció el 17 de abril de 1695, reconoció a través de un soneto publicado y ampliamente difundido, que existe una probable procedencia española de la Virgen de Guadalupe, aunque siempre respetó esa imagen tan amada en México.
Así lo destacó Patricia Saldarriaga, doctora en español y Teoría Literaria, quien recientemente estuvo en este país para estudiar diversos campos temáticos inherentes a Sor Juana Inés…

Juan Diego
A pesar de haber transcurrido casi 500 años de las apariciones guadalupanas, las dudas continúan.
Hace algunos años alguien alzó la voz para decir que Juan Diego nunca había existido, y para sorpresa de todos ese alguien era el abad de la basílica de Guadalupe: Guillermo Shulenburg, quien afirmó que si el papa lo canonizaba quedaría en ridículo.
Tras largos años de investigación ¿tiene la iglesia católica, con base en los datos que hay, con todo rigor histórico, científico y moral, asegurar la existencia de Juan Diego? ¿Se puede demostrar, con seguridad absoluta el milagro guadalupano? No, y a continuación se muestran los argumentos históricos que niegan este acontecimiento:

-Entre los argumentos contrarios a la tradición Juandieguina está el hecho de que el arzobispo fray Juan de Zumárraga, ante quién Juan Diego habría mostrado su tilma con las rosas y la imagen de Guadalupe, ignoró en sus textos el hecho portentoso, además de escribir 16 años después lo siguiente: “Ya no quiere el redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester; pues esta nueva santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en los dos testamentos, lo que pide y quiere es vidas milagrosas”.

-La idea de María de Guadalupe fue traída por los conquistadores desde Extremadura, España, donde se veneraba.

-Francisco de Bustamante, provincial de los franciscanos en el siglo XVI, en un sermón pronunciado el 8 de septiembre de 1556, en la catedral metropolitana, dijo: “La devoción que esta ciudad ha formado en una ermita y casa de Nuestra Señora, que han intitulado de Guadalupe, es en gran perjuicio de los naturales porque les da a entender que hace milagros aquella imagen que pintó el indio Marcos”. Bustamante argumentó que la devoción guadalupana era contraria a las prédicas de los frailes evangelizadores y criticó la actitud del segundo arzobispo de México, Alonso de Montufar, por promover el culto a la imagen y decir que realizaba milagros. Montufar instruyó un juicio a Bustamante, pero ninguno de los dos hablaron de las apariciones ni mencionaron el nombre de Juan Diego.
Entre 1531 y 1648, los temas y decretos de los sínodos eclesiásticos y de los concilios provinciales; las “juntas” mexicanas de 1524-1546 y los grandes concilios de 1555, 1565 y 1585, no citan a Juan Diego ni hacen referencia a las apariciones, a pesar de que la tradición dice que éstas ocurrieron en 1531.