15 mayo 2010

Más del bicentenario de mentiras y mitos

De la Corregidora de Querétaro
 ¿Sabían que la Corregidora  Josefa Ortiz de Domínguez mando avisar a  Allende que se había descubierto su movimiento, y no era precisamente para salvar el movimiento, sino para salvar a Allende que era su amante y su gran amor, y del cual la corregidora tuvo una hija que el corregidor nunca reconoció, pero para evitar el escándalo fue internada esa niña (hija de Allende y la Corregidora), en un convento donde se formo como monja hasta su muerte.? 

Del “Pípila”
Para Isauro Rionda, cronista de Guanajuato, “El Pípila es el héroe epónimo del pueblo. No se cree ahora ni en la historia de que tomó una losa en su espalda para llegar a la puerta de la Alhóndiga de Granaditas para quemarla”.
La versión es que fue un grupo de personas que sabían usar la pólvora las que hicieron explotar la puerta.
“Lo que sí cree es que al frente de ellos estaba El Pípila, porque ese hombre sí existió y ahora es un héroe popular.” y debido a que este inmueble fue tomado por el cura Miguel Hidalgo, se volvió un ícono de la historia de la independencia de México.

Del Niño “Héroe” Juan Escutia
Se ha terminado con el mito de Juan Escutia. El héroe histórico más venerado por los niños no fue cadete del Colegio Militar y su nombre ha sido usado “para inventar hazañas inexistentes”.
El historiador José Manuel Villalpando, desmitifica la figura de Juan Bautista Pascasio Escutia Martínez; este sí murió al lado de los cadetes en Chapultepec en 1847, pero no como cuenta la famosa leyenda, arrojándose envuelto en la bandera del castillo para evitar que las tropas norteamericanas la mancillaran.
El historiador afirma que “el personaje más misterioso de la gesta épica del 13 de septiembre no era cadete del Colegio Militar, sin embargo, murió en combate..
Apartando las leyendas se cree que Escutia pudo ser soldado del Batallón Activo de San Blas, una unidad del Ejército Mexicano que enfrentó a los enemigos extranjeros en el bosque de Chapultepec, antes de que llegaran al castillo.

De la invasión Norteamericana
Existe algo más que nunca nos enseñaron en la escuela, ¿cuántos de nosotros sabemos que el 15 de septiembre de 1847 la bandera de estados unidos estuvo ondeando en el Palacio Nacional, y que duró más de un año? Sabían que el ejercito de los EEUU se apodero de la capital de 250,000 habitantes con un ejército de tan sólo 5,000 mil hombres. Y que hubo obispos mexicanos que mandaron repicar las campanas a la entrada del ejército de los EEUU, y que oficiaron misas a los “gringos”, e indicaron a los mexicanos que era pecado mortal levantarse en armas contra ese ejército?.

 De la Emperatriz Carlota y las Mexicanas
Con la llegada de Maximiliano y Carlota a este país en mayo de 1864, comenzó una nueva etapa para México que demostró que la corte mexicana nunca podría ser de sociedad.
El emperador llegó con aires liberales e ideas irónicamente republicanas, en tanto, la alta sociedad mexicana se volcó a realizar incansables búsquedas entre los papeles familiares o de sus ancestros para saber si sus apellidos eran de abolengo como para aspirar a un lugar en la corte.
Durante meses, un afán cortesano invadió lo más selecto de la sociedad capitalina, que ansiaba ser alguien mostrándose como parte de la corte de un príncipe alto, rubio y con ojos claros.
Las mujeres de sociedad no veían la hora de ser las "Damas de compañía" de Carlota; mientras que los maridos ambiciosos deseaban cuando menos, tocar la mano de “Max”, según explicó el historiador Alejandro Rosas en su artículo "La corte ranchera del Imperio".
El mayor inconveniente que la emperatriz encontró en sus damas fue su falta de instrucción y conocimientos.
Carlota era poseedora de una educación muy variada, desde política hasta economía, y sabía mantener relaciones con el Vaticano, además de hablar francés, alemán, inglés, italiano y español. Que tal?