De la vida de Adolfo Hitler
Mucho antes de que Adolfo Hitler muriera, habían muerto todos sus sueños. Los más absurdos, los más posibles.
Comenzó a interesarse por la política y jamás frecuentó cervecerías, bares o cafés de la Viena imperial, una ciudad esplendorosa donde Hitler descubrió su odio por los judíos ricos y cultos, por las fiestas con baile y música de la sociedad vienesa, los coches de lujo, los elegantes oficiales, los buenos modales, todo lo cual consideraba como debilidades burguesas.
Un poco después, este sagaz personaje, poseído de un profundo sentimiento de superioridad desde muy niño, fundó organizaciones y echó mano de todos en Alemania, interviniendo en sus vidas, así fueran hombres humildes o sabios.
Sin embargo, mantenía en secreto su vida privada y como controlaba toda la prensa del país, jamás se filtró algo concerniente a la misma.
Las mujeres de Hitler, que disfrutaban de elegantes residencias pertenecientes a familias expulsadas del país, jamás fueron del conocimiento público. Ni siquiera Eva Braun, con la que mantuvo una larga relación amorosa y quien se suicidó con él en abril de l945.
Convertido en el único presidente, jamás mencionó la buena conducta que asumió en sus meses de prisión tras intentar tomar el poder por la fuerza. Allí, recibió la tranquilidad que necesitaba para leer y escribir su libro "Mi lucha", donde expuso su programa, que consistía, entre otras cosas, nacionalizar empresas privadas, hacer una reforma agraria, ampliar el sistema de enseñanza y crear un ejército nacional.
De la vida de Napoleón
Una noche de agosto de 1799 cambió el destino del mundo: Napoleón Bonaparte, en el interior de la Gran Pirámide de Giza, se enfrentó a un secreto milenario que alteraría para siempre su destino...
Bonaparte llegó en el momento más oportuno. Ciertas sectas islámicas, así como los responsables de la iglesia copta, aguardaban a una líder mitad guerrera mitad místico que les devolviera su pasado esplendor. Sin embargo, el general de los ejércitos invasores parecía perseguir otro propósito más allá de lo político o lo religioso: estaba obsesionado con la idea de la inmortalidad y buscaba en Egipto la fórmula que le garantizase alcanzar la vida eterna.
No sin cierto fundamento, creía que el mismísimo Jesús de Nazaret había obtenido allá, durante el exilio egipcio que recogen los evangelios, esa misma fórmula. Gracias a ella, el Nazareno resucitó a Lázaro y volvió de entre los muertos, siguiendo un ritual que –según las creencias faraónicas- ya habían empleado con éxito dioses como Isis y Osiris.
Se dice qué habiendo sobrevivido a las heridas que le causara la crucifixión, Jesús comenzó una segunda vida en Cachemira, adonde llegó en busca de las diez tribus perdidas de Israel. Allí murió a edad muy avanzada de muerte natural. Se asevera qué está enterrado en la capital de Cachemira, en donde se venera su tumba desde hace 1900 años…….