18 abril 2010

ANECDOTAS DE PERSONAJES

Napoleón
Se dice que en cierta ocasión el Emperador Napoleón I se encontraba delante de un grupo de soldados, cuando de repente su caballo se desbocó; entonces un soldado raso se lanzó hacia el caballo, y, cogiendo el freno del caballo, pudo pronto detenerlo.
Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo: “Gracias, mi capitán”. El soldado se sorprendió al oír a Napoleón decirle “capitán”, pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba delante de Napoleón, y que si él quería, podía hacerlo capitán.
Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: “¿De qué regimiento, mi Emperador?” El emperador le contestó: “De mi guardia personal.”
Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de soldado raso, le preguntó: “¿Capitán, por órdenes de quién” – “Por órdenes de mi Emperador, Napoleón I.”
En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser capitán.
Pancho Villa
Entre las muchas hazañas que se cuentan de Pancho Villa, que ha pasado a la historia como bandido, abstemio, mujeriego (se casó o vivió en pareja por lo menos con 27 mujeres y tuvo casi otros tantos hijos), revolucionario, general, gobernador…, la que más sorprende es posiblemente la de la invasión a Estados Unidos que efectuó con su ejército el 9 de marzo de 1916, cuando ya estaba en decadencia pero todavía era una leyenda. Las razones que se esgrimen para explicar su entrada en territorio estadounidense son varias y confusas –como todo alrededor de su figura- pero la más probable parece ser que quería vengarse de un comerciante judío llamado Sam Ravel que vivía en Columbus (Nuevo México) que le vendía habitualmente armas y cartuchos y que no le había entregado la última remesa que le encargó y pagó por adelantado.
Estados Unidos en represalia envió una expedición; tras once meses persiguiendo por el norte de México a Pancho Villa, y sin lograr atraparlo, la expedición regresó a su país.
Como nota curiosa en esa fuerza expedicionaria, conocida como la Punitiva, se encontraban dos tenientes que después harían historia: Dwight Eisenhower y George Patton.