15 octubre 2010

Decálogo de la madurez


1.-Actitud flexible, serena y tolerante ante las nuevas situaciones y circunstancias y capacidad de cambiar cuando sea lo más razonable y conveniente. 


2.-Ser «uno mismo» y tener criterio firme y claro ante las personas, situaciones y cosas.


3.-Capacidad para pensar y obrar con absoluta independencia y aceptar la realidad por dura que sea, con presencia de ánimo y sin recurrir a lamentaciones inútiles. 


4.-Semblante y aspecto exterior ecuánime y gozoso, sintiéndose un ser privilegiado de la vida aunque sólo sea por vivir y no perder el sentido del humor. 


5.-Aceptación de sí mismo en todos los aspectos; alto nivel de autoestima y auto amor; capacidad para perdonarse a sí mismo y perdonar.  Buen amigo de sí y de los demás.  


6.-Capacidad para disfrutar de todo en cualquier momento y lugar y de las cosas más corrientes y sencillas, pero día a día, minuto a minuto. 


7.-Gran amplitud de conciencia, generosidad, preocupación por el prójimo, por sus necesidades y carencias.


8.-Estar bien dotado para tolerar ciertas dosis de soledad y bien entrenado para superar dificultades, problemas y frustraciones sin dejarse abatir por el desaliento. 


9.-Capacidad de empatía, de ver las cosas desde la óptica de la persona que se tiene delante, teniendo en cuenta las circunstancias que le impulsan a obrar de esta o aquella manera. 


10.-Finalmente, todo persona madura tiene un proyecto de vida que le autorrealiza y le proporciona verdadera felicidad y satisfacciones. Tal proyecto es diseñado teniendo como referencia una escala de valores morales, dando prioridad al respeto, la honradez, la solidaridad, la tolerancia y el objetivo de pasar por la vida haciendo el bien en lo posible.