El Cura Hidalgo en un oleo genuino de la época |
DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA
El documento que contiene la causa instruida por las autoridades virreinales en contra de Ignacio Allende estuvo perdido más de un siglo.
Ignacio Allende y Unzaga fue fusilado por la espalda, como traidor al rey, el 26 de junio de 1811. Allende encaró a sus jueces sereno y firme; no pidió clemencia, ni pretendió salvar la vida negando su responsabilidad en la rebelión; pero rehusó enfáticamente el cargo de traidor y explicó ampliamente los motivos que tuvo para arrojarse a la insurrección.
Y he aquí que las declaraciones del infortunado Allende son una acusación terrible y severa contra don Miguel Hidalgo:
Habiéndosele preguntado: Si es cierto que el Cura Hidalgo se trataba de alteza Serenísima, e igual a todos los demás Jefes con los respectivos títulos de clases conocidas en la Monarquía, y con qué autoridad uno y otros se tomaron esos títulos; Allende dijo: que cuando pasó de Guanajuato a Guadalajara en donde se hallaba Hidalgo, se halló con la novedad de que se trataba a si mismo de Alteza Serenísima, e ignora qué principio tuvo tal tratamiento, como el lograr que hasta los sacerdotes, se dirigieran a el y le hablasen con la rodilla hincada, lo que (a Allende) no le pareció bien, y aún se lo hizo saber.
La relación era buena hasta antes de la toma de la Alhóndiga de Granaditas pero luego de las matanzas de españoles que ordenó en Morelia y Guadalajara ya no; a grado tal que el militar estratega de los insurgentes, planeó en envenenar al cura Hidalgo, por los abusos que cometía en contra de españoles y por mal estratega militar
Los ataques contra Hidalgo se vieron favorecidos por sus abusos. Sin más razones que el odio, la sospecha y la condescendencia con la plebe, el cura aprobó el asesinato de decenas de prisioneros españoles, primero en Valladolid, hoy Morelia, y más tarde en Guadalajara,
Hidalgo y Allende, los dos principales jefes de la insurrección armada, acrecentaron sus diferencias a raíz de la derrota en el Puente de Calderón. Incluso, Allende confesó haber estructurado ese plan para envenenar al “bribón del cura”, como llamaba a Hidalgo. Fueron tres intentos vanos
Allende, tras acordarlo con Aldama, Abasolo y Rayón, despojaron totalmente a Hidalgo del mando supremo de la insurgencia, en la Hacienda de Pabellón, Aguascalientes, el 25 de enero de 1811, solamente 5 meses después de que se iniciara el movimiento.
Placa en la "hacienda de Pabellón", Ags que da cuenta de despojar a Hidalgo del mando militar |
Capitán Ignacio Allende Oleo genuino (josé Ines Tovilla, autor ) |