21 septiembre 2010

Un poco más de los "heroes" del bicentenario


El Cura Hidalgo en un oleo genuino de la época 
DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA 

El documento que contiene la causa instruida por las autoridades virreinales en contra de Ignacio Allende estuvo perdido más de un siglo. 
Ignacio Allende y Unzaga fue fusilado por la espalda, como traidor al rey, el 26 de junio de 1811. Allende encaró a sus jueces sereno y firme; no pidió clemencia, ni pretendió salvar la vida negando su responsabilidad en la rebelión; pero rehusó enfáticamente el cargo de traidor y explicó ampliamente los motivos que tuvo para arrojarse a la insurrección. 
Y he aquí que las declaraciones del infortunado Allende son una acusación terrible y severa contra don Miguel Hidalgo: 
Habiéndosele preguntado: Si es cierto que el Cura Hidalgo se trataba de alteza Serenísima, e igual a todos los demás Jefes con los respectivos títulos de clases conocidas en la Monarquía, y con qué autoridad uno y otros se tomaron esos títulos; Allende dijo: que cuando pasó de Guanajuato a Guadalajara en donde se hallaba Hidalgo, se halló con la novedad de que se trataba a si mismo de Alteza Serenísima, e ignora qué principio tuvo tal tratamiento, como el lograr que hasta los sacerdotes, se dirigieran a el y le hablasen con la rodilla hincada, lo que (a Allende) no le pareció bien, y aún se lo hizo saber.
La relación era buena hasta antes de la toma de la Alhóndiga de Granaditas pero luego de las matanzas de españoles que ordenó en Morelia y Guadalajara ya no; a grado tal que el militar estratega de los insurgentes, planeó en envenenar al cura Hidalgo, por los abusos que cometía en contra de españoles y por mal estratega militar 
Los ataques contra Hidalgo se vieron favorecidos por sus abusos. Sin más razones que el odio, la sospecha y la condescendencia con la plebe, el cura aprobó el asesinato de decenas de prisioneros españoles, primero en Valladolid, hoy Morelia, y más tarde en Guadalajara, 
Hidalgo y Allende, los dos principales jefes de la insurrección armada, acrecentaron sus diferencias a raíz de la derrota en el Puente de Calderón. Incluso, Allende confesó haber estructurado ese plan para envenenar al “bribón del cura”, como llamaba a Hidalgo. Fueron tres intentos vanos
Allende, tras acordarlo con Aldama, Abasolo y Rayón, despojaron totalmente  a Hidalgo del mando supremo de la insurgencia, en la Hacienda de Pabellón, Aguascalientes, el 25 de enero de 1811, solamente 5 meses después de que se iniciara el movimiento.

Placa en la "hacienda de Pabellón", Ags
que da cuenta de despojar a Hidalgo del mando militar

Archivo:Ignacio Allende by Jose Ines Tovilla.jpg
Capitán Ignacio Allende Oleo genuino
(josé Ines Tovilla, autor )