15 abril 2010

CAT DICE:

Alejandro Magno Triunfador y líder. (356 AC)
La proeza más famosa de Alejandro Magno fue la conquista de Persia, que todo el mundo conoce, sin embargo, casi nadie conoce la mayor y más difícil campaña militar, la marcha a través del desierto de Gedrosia, que culminó con un auténtico momento estelar de liderazgo. Esta travesía a través del desierto fue la prueba más dura que tuvo que sufrir el ejército, ya que de los 40.000 hombres que siguieron a Alejandro Magno a través del desierto, apenas salieron 15.000 hombres inseguros, y anímicamente rotos entraron en Kermán. Con esto se nos plantea una pregunta muy importante, ¿ cuáles eran las razones de Alejandro Magno para esta empresa?. La respuesta puede parecer sencilla, ya que las causas fueron el ansia de poder y la sed de gloria; causas que han llevado a la gloria y al fracaso a una gran cantidad de personas a lo largo de toda la historia, y que aún siguen estando presentes, aunque de manera camuflada, mientras que en tiempos de Alejandro Magno estaban a la luz, y se hacían de manera abierta.
Sus estrategias de éxito y dirección.
Las pautas seguidas por Alejandro Magno como líder son:
-Descubrir los conceptos ideales y de valores que tenían sus colaboradores.
-Mostrar un notorio comportamiento ejemplar.
-Prestar atención al estado de ánimo de sus colaboradores.
-Fortalecer la confianza de sus colaboradores en sí mismos.
-Convertir los éxitos de sus colaboradores en vivencias de éxito.
-Hacer que sus colaboradores estuvieran orgullosos de algo.
-Dar a sus colaboradores la oportunidad de soñar.
-Provocar a sus colaboradores para que dieran lo mejor de sí mismos.
 Alejandro comprobó que el hombre puede ser vencido pero no destruido, que precisamente en la derrota es cuando puede ser más grande, más digno de admiración.

El Halcón y Gengis Khan. (1167 DC)
Una mañana, el guerrero mongol Gengis Khan y su séquito salieron a cazar. Mientras sus compañeros llevaban flechas y arcos, él llevaba sobre el brazo su halcón favorito, que era mejor y más certero que cualquier flecha, porque podía subir a los cielos y ver todo aquello que el ser humano no consigue ver. Sin embargo, no consiguieron encontrar nada.
Al regreso, Kahn estaba muerto de cansancio y de sed. Debido al calor del verano, los riachuelos estaban secos y no encontró sitio donde refrescarse hasta que vio un hilo de agua que caía de unas rocas enfrente de él. En ese mismo momento alejó de sí el halcón, sacó un pequeño cáliz que siempre llevaba consigo, y cuando estaba listo para llevárselo a los labios, el halcón le arrancó la copa de las manos.
Gengis Kan se enfureció, pero, como era su animal favorito, pensó que tal vez tenía sed también. Recogió el cáliz, lo limpió y volvió a llenarlo, de nuevo el halcón se la arrancó y derramó el líquido.
Gengis Kahn adoraba a su animal, pero sabía que no podía dejar que se le faltara al respeto, alguien podría estar viendo esta escena. Esta vez, sacó la espada de su vaina, cogió el cáliz y se puso otra vez a llenarlo, manteniendo un ojo en la fuente y el otro en el halcón. En cuanto se disponía a beber, el halcón de nuevo levantó el vuelo en dirección a él. Kan, de un golpe certero, le atravesó el pecho.
Pero el hilo de agua se había secado. Decidido a beber fuera como fuera, subió el roquedal en busca de la fuente. Para su sorpresa, vio realmente una poza de agua y, en medio de ella, muerta, una de las serpientes más venenosas de la región. Si hubiese bebido del agua, ya no estaría en el mundo de los vivos.
Kahn volvió desolado al campamento con el halcón muerto en sus brazos. Mandó hacer una reproducción en oro del ave, y grabó en una de las alas:
 «Incluso cuando un amigo hace algo que no te gusta, continúa siendo tu amigo».
 En la otra: «Cualquier acción movida por la furia es una acción condenada al fracaso».

Atila el Huno (400 DC)
Antes de Iván el terrible, el símbolo del terror y la maldad fue Atila el huno, quien conquistó el Imperio Romano en el siglo V. Fue tan temido que se le conocía como "el Azote de Dios". Pero la historia de Atila el huno es más que un relato de salvajismo, es también la historia de un hombre nacido para ser líder. Alguien tan hábil para hacer negocios y dirigir ejércitos como lo era con la espada.
Sus éxitos en la guerra le hicieron ganar otro tipo de distinción dudosa. Hace pocos años, la revista "Time" le pidió a un grupo de historiadores que hiciera una lista de los diez hombres más odiados de la historia. Adolfo Hitler fue el ganador indiscutible, pero muchos también colocaron a Atila al principio de la lista. Para muchas personas el nombre de Atila el huno, evoca barbarie, terror y destrucción.
Sin embargo, en algunas partes del mundo, Atila goza de una mejor reputación. En Hungría por ejemplo, Atila no es sólo un héroe nacional sino un nombre propio muy común. En muchas de las regiones que conquistó es recordado como un gobernante sabio y bondadoso. Incluso en Estados Unidos la gente ha empezado a hacer una revisión de la trayectoria de este gran rey bárbaro. En 1985, un libro titulado "Los secretos de liderazgo de Atila el huno", cautivó a muchos líderes políticos y hombres de negocio. Al igual que Atila, el libro se convirtió en objeto de una gran controversia.
Si bien es muy probable que merezca la reputación de bárbaro, por lo general los historiadores que perpetuaron su imagen demoníaca también fueron motivados por un profundo sesgo religioso y cultural. Crearon mitos muy duraderos y que difieren en gran medida de los hechos históricos. El verdadero Atila fue un líder carismático y extraordinariamente talentoso. Bajo su liderazgo, los hunos eran prácticamente invencibles en el campo de batalla.
Pero las mayores victorias no fueron siempre combatiendo, también fue un negociante astuto y un líder excepcional que demostró tanta justicia como modestia.